A la hora de correr nos adaptamos sin problemas a cualquier tipo de superficie, sin embargo, debes saber que no todos los suelos son iguales. Ten en cuenta que el asfalto te aporta adherencia, el césped es una superficie muy blanda, y la arena aporta inestabilidad. Por ello es preciso elegir el espacio más adecuado para nuestros entrenamientos.
A continuación te desgranamos las características de cada terreno, para que puedas valorar sus ventajas e inconvenientes.