Cuando realizamos una actividad física como el running, y sobretodo en época estival, perdemos grandes cantidades de agua en forma de sudoración, que es el mecanismo que emplea el cuerpo para regular su temperatura.
Para que el organismo pueda seguir funcionando con normalidad, necesita mantener unos niveles de hidratación determinados. Te explicamos la importancia de beber antes, durante y después de correr.
¿Beber sin sed?
A veces nos pasa que nos olvidamos del agua, pero tenemos que acostumbrarnos a beber agua aunque no tengamos sed, sobretodo si practicamos un deporte. La sed no es más que un mecanismo de alerta, que nos avisa cuando las reservas de agua empiezan a ser bajas, por lo que siempre es mejor estar bien hidratados de forma constante, que esperar los avisos del cuerpo.
Al cabo del día, una persona adulta debe de ingerir en torno a los dos litros de agua, cantidad que deberá ser mayor en el caso de que realice un entrenamiento muy intenso o las temperaturas sean elevadas.
¿Por qué necesitamos agua?
El agua es un componente esencial para nuestro organismo, que influye de manera importante sobre el rendimiento. Estas son sus principales funciones:
- Mantiene la estructura y baña las articulaciones
- Es un componente principal celular y de la sangre
- Regula la temperatura corporal
- Mantiene el equilibrio hidroelectrolítico
Bebe agua antes, durante y después de correr
Cuando te dispongas a correr, bebe agua antes, durante y después del esfuerzo físico. Para que te hagas una idea, un deportista adulto suele perder cada hora de ejercicio entre medio litro y un litro de agua, mientras que en el caso de los esfuerzos más intensos, como puede ser un maratón, la pérdida podría rondar desde los tres hasta los cinco litros, dependiendo de diversos factores (sudoración, peso corporal, condiciones climatológicas, intensidad).
La prueba de la báscula: Muchos runners primerizos vuelven de entrenar y creen que han adelgazado un kilo en la báscula. Lo que sucede en realidad es que han perdido un litro de agua, como resultado de la sudoración y del ejercicio realizado. Piensa hasta qué punto es importante rehidratarte, si tu cuerpo puede llegar a perder tales cantidades de líquido en tan poco tiempo.
Beber agua es fácil y saludable, ¿por qué no hacerlo?
Digamos que no beber agua es realmente poco inteligente, ya que además de por necesidad, hay una serie de razones por las que es fácil y recomendable beber agua regularmente:
- El agua se nos presenta en formatos cómodos, por lo que no hay excusa para llevar una pequeña botella con nosotros, beber de una fuente pública o incluso llevarla a la espalda en una mochila de hidratación… Con las facilidades de hoy en día no hay excusa para no hidratarnos en todo momento, pero sobretodo después de un gran ejercicio.
- El agua mineral, que tiene su origen en manantiales subterráneos, está libre de cualquier tipo de contaminación. Es totalmente natural y no precisa de ningún tratamiento desinfectante ni filtrado para su consumo, por lo que bebiendo todos los días dos litros conseguimos darle a nuestro organismo minerales y oligoelementos, permitiéndole satisfacer las necesidades diarias de estos elementos.
- El agua carece de calorías, por lo que es ideal para conservar unos hábitos de vida muy saludables.
La leyenda urbana: Contrariamente a la creencia popular, beber mucha agua no adelgaza. Tan sólo llena el estómago por un período corto de tiempo, y luego, el exceso de agua se elimina en forma de orina. Nuestro cuerpo no absorbe ni mantiene más agua de la que necesita, pero sí funciona de forma menos eficiente cuando estamos deshidratados.
¿Y tú? ¿Eres de los que dicen «yo no bebo agua porque no lo necesito»? ¿Se te olvida beber a veces? ¿Bebes sólo cuando tienes sed? ¿Te mantienes bien hidratado mientras corres?